miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ésto debajo de la manta no pasaba.


Mañanas en las que te despiertas
y sabes que no vas a comerte el mundo.
Que nos coma él antes.
A mí, empezando por los labios.

No sabes si cambiar la manta
por el calor del pan tostado.
O echártela a la cabeza y comer (en) sueños.
Yo ya he pensado en poner una cocina en el dormitorio.

Y luego sales de la cama y
el tiempo empieza a contar.
Y no sabes correr, y no
sabes qué ropa no ponerte de toda la que te sobra.

Pierdes el tren todos los días
y coges el siguiente que te deja allí,
veinte minutos antes.
Yo tampoco quiero entenderlo.

Lo único bueno de salir de la cama es el desayuno. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario